Hayao Miyazaki es, sin duda, uno de los maestros de la animación japonesa. Dibujante de manga extraordinario, finalmente se pasó al anime en 1987, fundando junto a
Isao Takahata el
Studio Ghibli y ejerciendo una gran influencia a todos los que vinieron detrás.
El viaje de Chihiro (2001) recibió el Oso de Oro en el Festival de Berlín y el Oscar en la categoría de mejor largometraje de animación, siendo así reconocido por las masas. Pero hubo un tiempo en que por la tele española pudimos ver series que tenían su mano, aunque en ese momento no lo sabíamos.

En 1975 TVE emitía
Heidi, serie basada en el libro homónimo de 1880 escrito por Johanna Spyri. En Japón se estrenó un año antes y se trataba de una coproducción junto con Alemania. La cuestión es que la serie tuvo un éxito sin precedentes, por varios motivos: el primero, no fundamental pero sí a tener en cuenta, es que no existía otra televisión en España que no fuera la estatal; después estaba el estilo de dibujo y su animación, de una gran calidad para tratarse de una serie de tv; y por último debemos mencionar su historia a modo de serial (o culebrón, si queréis) en lugar de los habituales episodios autoconclusivos, de un tono realista y melodramático aunque salpicada por algunas situaciones cómicas.
Heidi conseguía el cariño de su -en un principio- arisco abuelo, y también el de toda España: chicos y grandes asistían religiosamente a esta cita y conocían unos personajes muy bien perfilados, como el amigo pastor Pedro, la amiga minusválida Clara o la severa Señorita Rottenmeier, sin olvidarnos del corderito Copo de Nieve y el perro Niebla. Recuerdo como si fuera hoy a mi abuela llorando con el episodio en el que Clara se curó y, con dificultad, pudo al fin caminar. Ese episodio se emitió el 15 de mayo de 1976. El día 23 de ese mes se pudo ver el último de los 52 episodios de la serie, habiendo alcanzado ésta tal popularidad que, según el "panel de aceptación" de TVE, se encontró en la primera posición, muy por delante del tan sobrevalorado concurso
Un, dos, tres. También supuso todo un fenómeno en el
merchandising de la época (aunque antes no se le llamaba así), y todo ello gracias a la sólida dirección de Miyazaki, que incluso había viajado a los Alpes y a Suiza buscando inspiración... y quesos suizos.

En 1976 también se emitió la recordada
Wickie el Vikingo, otra coproducción japo-alemana, que no era de Miyazaki y de características bien diferentes (ya la comentaremos otro día), pero TVE quería traes otra serie de los mismos creadores de la niña de los Alpes. Así que el 7 de enero de 1977 se emitió el primer capítulo de
Marco, de los Apeninos a los Andes. El serial estaba basado en un relato del mismo título incluído en la novela
Corazón, que Edmundo de Amicis escribió en 1886. Nos cuenta el viaje que tuvo que hacer el niño Marco -acompañado por su mono Amedio, no nos olvidemos- desde Italia hasta Argentina en busca de su madre. De nuevo el público se volcó en este interesante drama humano, y de nuevo aparecieron todo tipo de artículos con la efigie de Marco y su monito (yo tenía una bolsa de tela tipo bandolera para ir al cole; lo siento, lo tenía que decir).

Pero, a mitad de la serie, el éxito comenzó a bajar. Los motivos eran debidos a que el melodrama era aún más acusado que en Heidi, resultando una serie de lo más lacrimógena. Verdaderamente te llegaba a dar pena ese niño, que las pasaba canutas la mayoría de las veces, llorando y metiéndose en unos berenjenales realmente complejos y angustiosos. Hoy en día, con el panorama televisivo que tenemos, cualquier cadena hubiese cancelado la serie. Pero entonces la cosa era diferente y, a pesar de todo, Marco tenía calidad y eso el público lo veía; pero no quería ver sufrir tanto al chaval y lo que deseaba era presenciar el reencuentro con su mamá. ¡Incluso creo recordar a algún cómico o presentador protestando por esta situación! Así que lo que TVE hizo fue emitir dos episodios al día, acortando algunas escenas espesas y acabando así la serie con su final feliz un mes y medio antes de lo previsto: el 19 de noviembre. Pensaréis, con razón, que estos recortes son una falta de respeto a la obra original... pero actualmente, como he señalado, no hubiésemos visto ni la mitad de la historia. Sea como fuere, aquí Miyazaki no acabó de conectar con la idiosincrasia española (en la tele se repone Heidi en alguna ocasión; no así Marco), pero de todas formas es una de las series más recordadas.

Al año siguiente, 1978, se estrenaría otra serie japonesa ajena a Miyazaki, igualmente recordada o más:
Mazinger Z (ver entrada
Go Nagai), que tampoco llegó a emitirse completa, aunque esta vez fue debido a las protestas por su supuesta violencia. Transcurrieron unos años con el miedo al "peligro amarillo" hasta la emisión de
Comando G (1980) y, posteriormente,
Ulises 31(1982), una coproducción franco-japonesa, ambas bastante
light con respecto al tema de la violencia, y finalmente en 1984 nos encontramos con otra serie de Miyazaki:
Sherlock Holmes.
Sherlock Holmes (
Maitentai Holmes en Japón) fue otra coproducción, esta vez junto a Italia, de la Tokyo Movie Shinsha y el Estudio Pagot. Esta última empresa la llevaba Toni Pagot, que junto a su hermano Nino Pagot creó al pollito
Calimero (1965) (esta serie también fue emitida en su momento por TVE) o
Los Hermanos Dinamita (1949), que, junto con
La Rosa de Bagdad (de Anton Gino Domeneghini, también en 1949) constituye el primer largometraje animado italiano. Así que estamos hablando de la reunión de dos maestros de la animación. Esto es así debido a la admiración de Toni Pagot por Miyazaki. El japonés rendirá a su vez homenaje a los Pagot en 1992 con su película ambientada en Italia Porco Rosso: el nombre del protagonista es Marco Pagot, que además de recordar la serie
Marco es el mismo nombre con el que bautizaron al nieto de Nino. ¡No me digáis que todo esto no es una historia bien bonita!

Ya que estamos, os diré que es imperdonable no haber puesto todavía en Cartoonia una entrada dedicada a los hermanos Pagot, pero lo subsanaré y la próxima que haga estará dedicada a ellos. Volviendo a
Sherlock Holmes, en esta serie los personajes de Arthur Conan Doyle son perros antropomórficos, y a la audacia detectivesca de Holmes y el Dr. Watson se une una acción trepidante en unas aventuras con buen humor -el malvado Moriarty y sus secuaces son de lo más graciosos, patéticos y entrañables- ejecutadas con una absoluta maestria y un dibujo prodigioso. La serie se pudo ver completa en la tele: consta tan solo de 26 episodios y, aunque únicamente seis de ellos fueron dirigidos por Miyazaki, éste preparó el argumento para los siguientes. En Youtube encontramos escasos episodios, y menos en castellano. Creo sinceramente que esta serie merecería ser más reivindicada.

Lo mismo podemos decir de la que comentamos brevemente para acabar. Porque estas son las tres series de Hayao Miyazaki que se pudieron ver en su momento por TVE, pero me gustaría mencionar que después de
Marco, en 1978, Miyazaki se encargó de otra que no se llegó a emitir por aquí:
Conan, el niño del futuro. Pero ahora la podemos encontrar en DVD, así que acabamos esta entrada recomendándola. Es una aventura postapocalíptica muy muy muy interesante y, si tengo que ser sincero, para mi gusto entre Heidi y esta... no hay color.
Sherlock Holmes
Conan, el niño del futuro
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