jueves, 12 de junio de 2008

Una dura crítica a Disney y "La sirenita"

En la revista CLIJ (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil) nº 182, en su apartado Cine y Literatura, el crítico Ernesto Pérez Morán escribe un artículo titulado Contad, contad, malditos. Andersen y el cine. En él se hace un repaso al tratamiento cinematográfico que se le ha dado a los cuentos de Hans Christian Andersen, tanto en imagen real como animada. El genial escritor de El traje nuevo del emperador, La cerillera, Pulgarcito, Las zapatillas rojas, El soldadito de plomo, El patito feo o La sirenita -cuentos que a menudo no concluían con un final feliz- siempre ha sido fuente de inspiración para el cine, aunque en este medio las adaptaciones casi siempre han sido convenientemente dulcificadas, espacialmente en el dibujo animado. Así nos lo retrata el crítico en este párrafo de su artículo: La sirenita según Disney Siguiendo con los grandes estudios, la Disney, especialista en producciones edulcoradas con las que grabar a fuego en las mentes infantiles los valores estable4cidos, no podía desaprovechar el filón de Andersen. Una de las películas que más beneficios le ha reportado en su ya larga historia ha sido La sirenita (1989). Como en tantas otras ocasiones, el espíritu original de la obra se retuerce y desvirtúa de raíz, además de verse "enriquecido" por un barniz fuertemente sexista. Ya en la primera escena, los creadores de semejante tropelía dejan claras sus intencione cuando colocan en el brazo de la acuática protagonista un bolsito femenino... A partir de ahí, se suceden los desatinos, añadiendo escenas sensibleras, mientras se suprimen las ideas más brillantes del cuento, como los dolores que le producen a la sirenita sus nuevas piernas, o ese evanescente final en el que la protagonista se convierte en espuma. En la película, por contra, se impone sin ambages el típico final feliz: ella conseguirá al príncipe. Si a esto añadimos que se ha sustituído a la abuela del cuento por el padre, como símbolo de autoridad, aparece hábilmente sugerido el rancio consejo de que "la mujer debe pasar del control del padre al del marido". Como sugerido queda también el profundo mensaje religioso del cuento de Andersen en torno al alma inmortal, aunque convenientemente simplificado aquí por exigencias de la comercialidad.

A continuación, en el artículo no salen mal paradas las dos películas de Pixar-Disney, Toy Story (1995) y Toy Story 2 (1999) (El soldadito de plomo sería aquí la inspiración primera), pero sí Pulgarcita (1994), de la Warner. Como admirador de Andersen que soy (en una banda de rock en la que estuve hice un tema llamado El traje nuevo del emperador) diré que coincido con la crítica aquí expuesta sobre las ideas conservadoras y retrógradas que impregnan la mayoría de las producciones Disney, pero como "abogado del diablo" pienso que no siempre es así (recuerdo ahora la más reciente Mulan (1998), bastante feminista) y a la factoría Disney hay que adjudicarle su justo valor dentro del mundo de la animación.

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