martes, 1 de enero de 2008

Yo fui un pre-otaku, 1ª parte

Otaku (en Japón): Palabra despectiva dirigida al aficionado enfermizo de cualquier tema.Otaku (en España): Autodefinición orgullosamente otorgada por los frikis del manga y el anime. Antes del boom que supuso la aparición de la serie Dragon Ball, sustituído por Pikachu y sus centenares de monstruítos, por estas latitudes muchos éramos otakus sin saberlo. Los de mi generación seguro que esbozan alguna sonrisa al leer esto, y los demás... bueno, tal vez conozcan algo por sus hermanos mayores, sus primos o incluso sus padres; de todas formas, el saber no ocupa lugar, que dijo aquel. A mediados de los años 70 se comenzó a emitir por TVE (la única televisión que había en esa época) una serie que poca gente sospechaba que fuera japonesa y que hizo llorar a moco tendido no ya a los niños, si no a sus mamás: Heidi. Era un culebrón de fuerte contenido sentimental en el que una niña es casi arrebatada de su abuelo y su entorno campesino y llevada a la ciudad.Después vendría Marco, también un larguísimo melodrama en el que un niño recorre el mundo en busca de su mamá, acompañado por su mono Amedio. Y si creéis que lo del merchandising es cosa de ahora, estáis muy equivocados. Aunque antes no se le llamaba así, el rotundo éxito que tuvieron ambas series propició que se pusieran a la venta multitud de productos: camisetas, cromos, tebeos, discos con las bandas sonoras, bolsas, carteras, muñecos, pastelitos...Luego llegó El Perro de Flandes, que no gozó de tanta popularidad pero, al igual que las otras dos series, tenía una calidad bastante elevada para la época; cosa normal, teniendo en cuenta que los diseños y labores de dirección de los tres seriales corrían a cargo de Hayao Miyazaki, un genio reconocido actualmente en todo el mundo y que tiene en su haber peliculones como Porco Rosso, La Princesa Mononoke, El Castillo en el Cielo (cuyo título original es Laputa, sí...), El Castillo de Cagliostro (el primer largo protagonizado por el gran Lupin III), La Tumba de las Luciérnagas o la muy premiada El Viaje de Chihiro. Pero un tiempo después , sobre el 78, todo eso no sería nada comparado con un fenómeno llamado... Mazinger Z!!!

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