Director y productor.
Chicago, 1952.
En el campo de la animación, el nombre de Robert Zemeckis, autor polifacético, está vinculado a unas pocas películas de animación, entre las que destaca por méritos propios Quién engañó a Roger Rabbit (Who Framed Roger Rabbit?, 1988).
La obra maestra que representa esta película provocó gran admiración en su momento por la perfecta interacción entre dibujos animados y personajes de carne y hueso, no quedando menoscabada con la llegada de la era digital y el diseño en 3D, gracias también a un guión perfecto que remite al cine negro de los años 40 y unas magníficas interpretaciones de Bob Hoskins (Eddie Valiant), Johanna Cassidy (Dolores) y Christopher Lloyd (Juez Doom) en un Hollywood de 1947 que convive hilarantemente con un Dibulywood (Toonstown) habitado por la gran mayoría de los dibus (toons) clásicos. Los personajes de Disney, Warner, MGM, Fleischer... todos juntos "bajo un mismo techo"; el sueño de un fan hecho realidad, y sé lo que digo.
La historia es soberbia, llena de citas y guiños al aficionado, y actúa a diferentes niveles: la base de todo consiste en que el Juez Doom, que en realidad es un dibu disfrazado, quiere destruír Dibulywood para construír en su lugar una metrópolis plagada de autopistas, a lo que el detective Valiant, en un momento dado, no puede más que replicar que eso es una locura (una sarcástica crítica, ¿verdad?). Finalmente, cuando Doom muere, lo hace de una forma calcada, incluso en las palabras que dice, de la muerte de la Bruja del Oeste de El Mago de Oz (una película que, aunque es de imagen real, parece talmente un dibujo animado , ¡y en tecnicolor!).
Para la posteridad queda una frase de Jessica Rabbit, la femme fatal dibu: "Yo no soy mala, es que me han dibujado así". Aunque mi favorita es la que dice Betty Boop, y que podéis leer en la columna de la derecha de este blog.
Muchos años después Zemeckis realiza The Polar Express (2004), una película navideña en la que se utiliza la novedosa técnica de la motion capture (la primera vez se utilizó en Final Fantasy, 2001, y posteriormente en El Señor de los Anillos, 2001-2004). Gracias a estas nuevas tecnologías, el actor Tom Hanks logra interpretar hasta a seis personajes virtuales distintos en una historia demasiado dulzona que exalta la importancia de mantener la ilusión y creer en algo -en este caso, en Santa Claus y la navidad-, en una atmósfera pelín inquietante y fría. Tan frío como me quedé yo al verla.
Últimamente ha repetido la jugada con la entrañable -y archiconocida- historia Cuento de Navidad (A Christmas Carol), y con Jim Carrey como multiactor virtual, aunque hay que decir que los resultados son bastante mejores que en Polar Express.
En Cartoonia, obviamente, nos quedamos con la gloriosa Roger Rabbit. De todos modos, la carrera de Zemeckis siempre se ha caracterizado por la experimentación, por su interés en explorar las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías. Y eso no es necesariamente malo, ¿no?
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